Muestran una mayor ingesta de alimentos cuando algo las inquieta y les provoca ansiedad, tristeza o enojo. En los varones, presentan estilos de alimentación menos saludables. Con esta perspectiva, se buscan tratamientos más personalizados, que incluyan el manejo del estado de ánimo. Además: el efecto en la masa corporal y la influencia en la diabetes.“Rica” es el calificativo que elige el informe para hablar de la discusión en torno al poder de las emociones en la dieta femenina. Cómo “la ingesta emocional juega un papel importante en la epidemia de la obesidad” es el eje de este relevamiento, a cargo de Mónica Katz, médica especialista en nutrición y directora de la Carrera de Especialista en Obesidad y del Posgrado en Nutrición de la Universidad Favaloro, que fue publicado junto a su colega Vanesa Anger en la revista Actualización en Nutrición.
“A partir de este hallazgo, surge la necesidad de establecer la conducta alimentaria particular de cada paciente obeso, para luego poder ofrecerle tratamientos más personalizados que incluyan el manejo de las emociones en quienes presentan hambre emocional”, propone Katz. El dato es relevante, además, si se tiene en cuenta que un elevado índice de masa corporal es un importante factor de riesgo de enfermedades no transmisibles, como la diabetes.
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“A partir de este hallazgo, surge la necesidad de establecer la conducta alimentaria particular de cada paciente obeso, para luego poder ofrecerle tratamientos más personalizados que incluyan el manejo de las emociones en quienes presentan hambre emocional”, propone Katz. El dato es relevante, además, si se tiene en cuenta que un elevado índice de masa corporal es un importante factor de riesgo de enfermedades no transmisibles, como la diabetes.