lunes, 14 de marzo de 2016

¿Es posible un sentimiento de culpa sano?

  Pocas veces una persona es consciente de que su problema es un exceso de culpa, esto es más común entre quienes viven relaciones complicadas con los padres, infidelidades de pareja o problemas de adicciones como el alcoholismo.

   Según explica a Infosalus Carmen Durán, terapeuta y autora de 'El sentimiento de culpa' (Kairós, 2016), los síntomas que ocasiona la culpa van siempre en contra de uno mismo y son físicos, emocionales y mentales como dolores, enfermedades, la prohibición de ser feliz o disfrutar y una limitación para el desarrollo del potencial personal.

   "La ausencia de culpa tiene que ver con la falta de empatía, de la culpa saludable que se preocupa por los demás y la conciencia del dolor que se ocasiona al otro. Quienes no se sienten culpables suelen haber vivido situaciones duras en la infancia o no han experimentado el amor incondicional por parte de sus padres. Se trata de conductas antisociales y autodestructivas que, éstas últimas, sí reflejan el peso de la culpa", comenta Durán.

   En el otro extremo están quienes viven con la culpa como una pesada losa, sienten que tienen poco derecho a la vida y tienen tras de sí también una historia personal que respalda esta idea que les lleva a considerarse un estorbo y pensar que su función es hacerle la vida mejor y más cómoda a los demás.

CÓMO ALCANZAR UN SENTIMIENTO DE CULPA SALUDABLE

   Pero entre estos dos polos vitales existe toda una gama de circunstancias que engloban situaciones concretas de culpa no bien resuelta o una forma de sentir la culpa que no conduce a la felicidad aunque permite seguir el día a día con normalidad ¿es posible tener un sentimiento de culpa saludable?

   Carmen Durán, tras años de experiencia en la práctica clínica, apunta a Infosalus los aspectos que considera más importantes para conseguir este objetivo clave para la salud mental:

   1) Desarrollar el amor: pensamos que el amor es algo que tiene que venir de los padres, sin embargo, estos también son personas con sus propios límites que dependen de haber tenido un suficiente desarrollo personal propio.

   Es necesario haber vivido una buena infancia para sentir preocupación por los demás, para ello, el niño ha tenido que sentir esa preocupación de su madre por él y copiar ese modelo para aplicarlo en el resto de relaciones amorosas durante su vida adulta.

   2) Capacidad para reconocer que se ha hecho daño y decir lo siento: Cada uno a su manera. Todos actuamos desde nuestros propios condicionamientos, es importante tener esto en cuenta.

3) Reconciliarse con uno mismo: sentirse como alguien no amable y no quererse no ayuda, si no se es capaz de sentir el dolor propio no se puede sentir el ajeno, algo básico para un sentimiento de culpa saludable. En esta línea son de utilidad las técnicas de meditación. En la actualidad la meditación de atención plena ('mindfulness') se está convirtiendo en una técnica cada vez más importante difundida por la psicología cognitiva.

   4) No hay que mirar hacia otro lado: esto sucede en los casos de narcisismo o en quienes emplean todo tipo de argumentos para excusarse sin hacer ningún cambio en la conducta. La recuperación pasa por cambios y por una reflexión. La culpa es una segunda piel y el cambio es difícil, requiere de un compromiso de conciencia porque el cambio viene después de tomar conciencia.

   5) Dejar de vivir a través del otro: las personas que viven en la culpa ante cualquier acción no demandan nada en concreto pero sí un cariño excesivo que termina por invadir el territorio del otro para hacerse necesarios. Estas personas piensan que si no se comportaran así, no les querrían. En estos casos hay que aprender a quererse y pensar que tienen el mismo derecho a la vida que le dan a los demás.

   6) Combatir la rumiación: sentir culpa de forma habitual está acompañado de una tendencia a la rumiación, es pensar una y otra vez sobre algo que ocurrió y no podemos cambiar. Esta es una de las maneras con las que la persona intenta reparar esta culpa ya que no implica hacer nada más que pensar, solo dar vueltas sobre el mismo tema pero sin actuar.

LA CULPA COMO SACRIFICIO PERSONAL

   "La negación de la culpa está presente en las psicopatías en las que la culpa es inconsciente o en las adicciones porque son conductas compulsivas que generan una gran carga de autocastigo", explica Durán.

   La culpa también es la protagonista de forma patológica en las conductas oblativas, aquellas en las que se produce un sacrificio de lo propio para ponerse al servicio del otro, es difícil verlo como una patología porque son actitudes socialmente valoradas.

   La autora comenta cómo una conducta oblativa de este tipo se relata en la película 'La balada de Narayama' (Shohei Imamura, 1983) ambientada en el Japón de hace cien años.

    En el argumento del film japonés, una mujer con 70 años de edad y en buen estado físico va arrancándose los dientes para que, tras perderlos todos, su hijo la lleve a morir al monte que da nombre a la película, hasta el que son trasladados los ancianos sin dientes que no pueden valerse por sí mismos para morir, y así dejar a la familia espacio y recursos para tener descendencia.

Via infosalus.com

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