viernes, 17 de abril de 2015

Un test genético incompleto conduce a una terapia inadecuada en el 50% de los cánceres

Una medicina personalizada oncológica precisa debe incluir la secuenciación del genoma del tumor pero también la del ADN del tejido normal del paciente para comparar los datos

Como lanzar una moneda al aire y esperar a tener suerte y a acertar en el tratamiento más indicado. De esta 'curiosa' manera describen los investigadores de la Universidad Johns Hopkins (EE.UU.) utilidad de los análisis del genoma del tumor para aplica una 'terapia personalizada' en el cáncer. Según su trabajo, que se publica en «Science Translational Medicine», aplicar un tratamiento para el cáncer basándose únicamente en el análisis genético de las muestras tumorales podría ser una mala idea, ya que la secuenciación únicamente de los genomas de los tumores podrían conducir a un tratamiento equivocado en casi la mitad de los pacientes. La solución es que la información obtenida se compare previamante con el análisis genético del tejido no canceroso del propio paciente. Tras analizar los datos de la secuenciación de más de 800 pacientes con cáncer, obtenidos a través de Personal Genome Diagnostics, los investigadores han visto que, sin dicha comparación previa, tratar de individualizar la terapia del cáncer puede no ser una buena decisión médica.

«Cada vez más se secuencian los tumores de los pacientes como una forma de personalizar el tratamiento. Sin embargo, en muchas ocasiones no se está secuenciando también su tejido normal para filtrar aquellos cambios no relacionados con el cáncer y para entender realmente lo que está ocurriendo en el tumor», señala Victor Velculescu, co-director del Programa de Biología del Cáncer de la Universidad Johns Hopkins.

Velculescu explica que las terapias personalizadas están específicamente diseñadas para dirigirse a los cambios genéticos únicos que promueve el tumor en una persona y dependen de la evaluación precisa del genoma del tumor, pero, advierte, no todos los cambios genéticos en un tumor están directamente relacionados con el cáncer. Algunos, explica, son los llamados cambios del 'ADN de línea germinal', que se heredan de los cambios en los genes que se encuentran en los tejidos normales y difieren de persona a persona.

«Todos, en nuestro genoma, portamos variaciones de ADN de línea germinal. Son parte de lo que nos hace individualmente únicos», dice Valsamo Anagnostou. Y añade que solo mediante la comparación de la secuencia genética del tumor de un individuo con sus propias células normales se puede saber qué cambios están más relacionados con el cáncer y qué tratamientos serían entonces los más idóneos.

De hecho, advierte que las decisiones terapéuticas basadas en una información genética defectuosa podrían afectar a «cualquier paciente cuyo genoma está siendo secuenciado en este momento». Y añade que una información genética inexacta puede conducir a graves efectos secundarios, ausencia de terapias dirigidas útiles y a un aumento de los costes en atención de los pacientes por el uso de medicamentos equivocados.

Herencia genética

El estudio se basó en la comparación de los genomas de tumor y del tejido de 815 pacientes que tenían una variedad de cánceres: cáncer de mama, cerebro, renal, gástrico, pulmón, páncreas, cánceres de la sangre y melanoma. Cuando los investigadores únicamente analizaron los cambios genéticos presentes en el tumor de un paciente y se seleccionaron los cambios de ADN de línea germinal más conocidos, en total se identificaron 382 posibles cambios relacionados con el tumor. Pero, después de comparar el genoma completo de un paciente con su genoma tumoral, 249 de estos cambios formaban parte del paciente del genoma normal del propio paciente, es decir, su propia herencia genética y no específica del tumor. En otras palabras, explica Velculescu, «el 65% de los cambios genéticos identificados con la secuenciación genética del tumor sólo eran ‘falsos positivos’ y no estaban relacionados con el cáncer del paciente».

Posteriormente analizaron los cambios en los ‘genes sensibles’ o genes para los que ya se ha identificado alguna terapia eficaz. En esta ocasión, si el análisis genómico se circunscribía al tumor, identificaron una media de 2,4 cambios por paciente, pero cuando compararon con el genoma del paciente vieron que el 33% de esos cambios también eran falsos positivos. Y dichos falsos positivos se produjeron en el 48% de los pacientes analizados.

Problemas éticos

Aunque los investigadores reconocen que puede haber dificultades a la hora de aplicar este tipo de análisis genómico en un entorno clínico -más complejo, más tiempo, coste superior, necesidad de tecnología sofisticada, etc.-, creen que se podría solventar, al menos en parte, utilizando la saliva del paciente o sangre o tejido normal obtenido durante una biopsia o la eliminación del tumor. Asimismo, el hecho de secuenciar el genoma de una persona presenta problemas éticos sobre la privacidad del paciente.

Además de hacer una selección más completa de las terapias personalizadas para los pacientes con cáncer, la secuenciación del genoma del tejido normal también puede mejorar la comprensión global de cáncer, incluyendo la búsqueda de predisposición al cáncer debido a los cambios del genoma de la línea germinal, añade Velculescu. Y concluye: «esperamos que estos resultados sirvan para que la comunidad biomédica valore cómo podemos mejorar el diseño y la aplicación de los análisis genómicos para mejorar la vida y los resultados en los pacientes con cáncer».

Via abc.es

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